Comienzos en una nueva escuela

Light

Buscó un árbol frondoso y se ubicó sentándose debajo de este, aprovechando la sombra que le otorgaba. Pasaron unos minutos en el que el pelicastaño observó sus alrededores, todo era nuevo para él... No le gustaba la sensación de ser el chico nuevo en la escuela, menos cuando no tenía ni idea de donde quedaba su clase. Soltó un prolongado suspiro y cerró sus ojos, dejándose llevar por la armonía del lugar. Los mechones de su cabello se mecían a los compas del sublime movimiento del viento. Light esperaba no tener demasiados problemas en la escuela, odiaba admitirlo pero... Estaba completamente perdido.

( Ok, gracias :) )

Casi se le sale el alma del pecho cuando sintió un peso sobre él, al estar tan distraído la caída le había tomado por sorpresa. Alzó el rostro y notó el rostro de un chico a poca distancia de él. Se le quedó mirando fijamente por un largo momento, jamás lo había visto antes... No era que tuviera conocidos allí pero al menos en competiciones entre escuelas o en algunas partes de la ciudad. Le llamó la atención el color de su cabello, era la primera vez que conocía a alguien que tuviera el cabello así, le pareció genial. Light parpadeó un par de veces antes de caer de cuentas en la posición en que los dos habían quedado. Sin poder evitarlo, sus mejillas se tiñeron suavemente, él giró su rostro hacia otro lado.

-Ah... Perdón.-

-Descuida, un accidente le ocurre a cualquiera.-

Al escuchar que el chico se presentaba, Light giró para mirarlo. En ese momento le notó un poco incómodo aún por lo que quiso mostrarse más gentil y amigable con él, no quería causar una mala imagen a la única persona que había visto hasta entonces.

-Un gusto conocerte, Ichigo.- Dijo pronunciando su nombre suavemente, sonriendo de modo encantador. -Me llamo Light Yagami.- Se presentó de forma educada, sin dejar de mirarle entretenido al ver como el chico se concentraba más en ver las ramas de los árboles. El pelicastaño alzó su mano para percatarse de la hora en su reloj de muñequera. -Supuestamente a esta hora aún estan en clases- Le dijo, sin borrar la sonrisa que decoraba sus finos labios. -¿Te las has saltado?-

-Si son presentaciones... Son aburridas, también las hubiera saltado. Las clases en general son aburridas.- Aunque su apariencia no era del prototipo de ser un estudiante irresponsable, para el las clases eran simplemente innecesarias, nada nuevo por aprender y sólo le quitaban tiempo.
-No es que me las haya saltado, mas bien no pude ir... Soy nuevo aquí así que no conozco bien este lugar.- Confeso. Cerró los ojos, sintiendo la agradable brisa tocar su rostro. Era grato estar en un lugar con tanta paz, ni comparado a su antigua escuela. Le alegraba de que no hubieran chicas cabezas huecas por todos lados.

-De segundo semestre.- Se acomodó el flequillo del cabello hacia un lado, ordenándolo.
Soltó un hondo suspiro, después de tanto ajetreo de un lado a otro y más con el traslado de ciudad, ese momento de tranquilidad y en un lugar tan pacífico le llegaba en buen momento. Apoyó un brazo sobre su rodilla alzada y acomodó el rostro en la palma de su mano, mirandole de perfil.
-Dime... ¿Qué tal es este lugar?- susurró -Y me refiero a todo ámbito.- Suguirió con una sonrisa traviesa.

Spoiler:

-Ya veo.- Alzó una ceja, divertido por la reacción del otro chico. -Me gustaría conocer a los maestros, por lo que dices se me hacen interesantes.- Era cierto, pues hasta entonces sólo había conocido profesores ancianos e incompetentes, ya estaba cansado de ellos. Estiró sus brazos para luego volver a la anterior posición. -Pero todo a su tiempo, de momento no sé ni siquiera donde está mi clase ni habitación.- Volvió a observar al muchacho -Hasta ahora eres al único que he visto, no sé si pudieras ayudarme. Disculpa si me tomo las confianzas.- Embozó una cálida sonrisa. -No me gusta estar perdido.- Admitió.

-Gracias, me vendría bien eso.- Cerró los ojos una vez más, quedándose en silencio por un buen momento. No sabía que más decir, si bien era 'sociable' no se le daba bien mantener conversaciones largas. Tampoco quería enfrascarse en una conversación mediocre que terminara por aburrir al chico. -Mh...- Cabeceó un poco, inconscientemente tanto silencio y tranquilidad le hacían perder la noción del tiempo y lugar, lo que le hacía sentir perezoso.
-Me alegro que no sea una escuela mixta.- Un comentario sin mucho sentido, más bien era la corriente de su consciencia que inevitablemente se pronunció en voz alta. –“No debí quedarme hasta tan tarde revisando esa página web”- Pensó para él mismo. Ya experimentaba las concecuencias

Asintió con la cabeza en una afirmación, si bien no le gustaba mucho el café le serviría bastante para ese momento.
Una vez de pie se sacudió la ropa quitando toda irregularidad sobre él. -Te sigo.-